La agonía de las democracias.

La democracia de ayer.

El nacimiento de la democracia se remonta a la antigua Grecia, más específicamente en la ciudad-estado de Atenas, más allá por el siglo VI aC. En ese contexto, se introdujo la idea de que el poder debería ser compartido entre los ciudadanos, permitiéndoles participar directamente en la toma de decisiones del gobierno.

No era una democracia tal cual la conocemos hoy; Sin embargo, podemos decir que sentaron las bases para la democracia moderna. Con el paso del tiempo, evolucionó y se expandió por Europa y otros continentes. En la Edad Moderna, filósofos como John Locke, Montesquieu y Voltaire promovieron conceptos como la separación de poderes y la participación del pueblo en la toma de decisiones políticas.

La democracia sustituyó a sistemas monárquicos y autoritarios, y se convirtió en el sistema de gobierno más común en el mundo. Sin embargo, en la actualidad, la democracia enfrenta desafíos y críticas, y algunos argumentan que ha entrado en decadencia.

 La democracia hoy

La democracia se nos ha presentado como sistema per se, indiscutible e infalible al cual hay que defender a ultranza al punto que aquel que se anima siquiera a cuestionarlo se llevará el rotulo de “antidemocrático”, algo que lo iguala moralmente con Hitler, quien paradójicamente llega al poder utilizando estratégicamente los medios democráticos.

Nos acostumbramos a pensar el mundo siempre partiendo de la idea preconcebida de que tiene que encajar en un modelo democrático. Modelo que en muchos lugares del planeta fue introducido irónicamente a sangre y fuego.

La cuestión es que hace algunos años en los pasillos de los parlamentos y en los sótanos de las facultades se está empezando a cuchichear por lo bajo mirando y hacia los costados para asegurarse de que no haya ningún bondadoso “demócrata” observando, la idea del deterioro de la democracia como sistema.

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Curiosamente en las calles de Atenas, allí donde todo empezó se hablaba ya del mito de Procusto, que era un personaje que ofrecía posada a los viajeros, a quienes obligaba a acostarse en una cama de hierro, donde, si eran más largas que la cama, les cortaba la parte sobrante de las piernas, y si eran más pequeños, los estiraba, descoyuntándolos.

La cuestión es que desde hace muchos años que venimos mutilando ciertos avances sociales, políticos, económicos y tecnológicos, con tal de hacerlo encajar a la fuerza en el modelo democrático.

Con la democracia se come,  se cura y se educa ”.

Cita el apotegma enunciado por Alfonsín, no casualmente denominado el padre de la democracia. Ahora, más allá de lo entusiasta que pueda sonar la frase, la realidad es que con un 50% de pobreza, los hospitales en ruinas y la degradación de los niveles educativos que muestran las últimas pruebas, deberíamos decir que el balance de estos 40 años no fue muy bueno que digamos.

Tampoco podemos echarle toda la culpa a los políticos porque si justamente hacemos una encuesta, el único consenso que vamos a encontrar es que todos, de alguna u otra manera, fueron malos. ¿Será casualidad que todos los presidentes ineficaces y deshonestos nos toquen sistemáticamente a nosotros? Quizás lo que está fallando es el sistema.

Parece increíble que un país donde la justicia es cuestionada, la política es cuestionada, el legislativo es cuestionado y la policía es cuestionada, lo único que no sea cuestionado es el propio sistema. Ya ni siquiera al punto de pensar uno nuevo sino de mejorarlo o mejor dicho adaptarlo al mundo de hoy.

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La muerte de las democracias

Levitsky y Ziblatt (“Cómo mueren las democracias”) y Acemoglu y Robinson (“Por qué fracasan los países”) ofrecen análisis profundos sobre el funcionamiento y deterioro de las democracias, así como las causas del fracaso de las instituciones en diversos contextos.

Erosión de las normas democráticas, democracias autoritarias y autocráticas, polarización y fragmentación, debilidad de las instituciones, pero por sobre todo una crisis de legitimidad y credibilidad esencialmente desde el 2020 en adelante, donde hoy se va corriendo el velo lentamente de los abusos de poder y contra los derechos humanos que se cometieron desde los organismos supranacionales (ONU, OMS) pasando por los estados nacionales, provinciales y municipales.

Todos los que debían cuidarnos de una u otra manera sacaron tajada, todas aquellas instituciones que debían velar por nosotros en el momento más crítico de la humanidad de los últimos setenta años fallaron por acción u omisión. A partir de ese momento la ciencia, la prensa y esencialmente la democracia fallaron. Esto generó una aversión al Estado y nuevos liderazgos que se presentan menos democráticos pero más eficaces.

– ¿Qué sucedió con los gobiernos?Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos”.

Utopía de un hombre que está cansado

Jorge Luis Borges

1975

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